Por lo general, a todos los buceadores nos gusta realizar viajes de buceo fuera de nuestra zona habitual y viajar a lugares exóticos como el Mar Rojo, Maldivas, etc. Cuando nos llega la hora de la preparación del equipo, nos surge, además, siempre la duda de que debemos llevarnos en el botiquín del viaje de buceo.
¿Nos vale cualquier botiquín? ¿Es preciso llevarse solo los medicamentos que podamos o solamos tomar? o ¿hay que ser precavidos y llevar un «poco de todo»?
Cargar con algo tan importante como un botiquín para el viaje de buceo con lo más indispensable para solucionar lo inesperado puede ser muy útil, pudiendo atender la mayoría de los pequeños incidentes que pueden suceder durante el viaje, reponernos de algunas indisposiciones o mejorar nuestro estado para bucear por ejemplo por no poder compensar.
Evidentemente, quizá sea innecesario si buceamos al lado de casa en nuestro centro de buceo habitual (ellos deben llevar botiquín además de un equipo de oxígeno). Pero, es del todo imprescindible en caso de viajes de buceo a destinos tropicales o cruceros de buceo por países con escasas infraestructuras sanitarias.
Como cualquier actividad que se desarrolla en la naturaleza, se debe estar preparado para una serie de factores como el sol, las picaduras de insectos, pequeñas heridas o cortes, mareo en el barco, heridas por contacto con la vida marina, posibles trastornos digestivos o congestión nasal, entre otras, son algunas de las molestias que nos pueden llevar a dejarnos sin bucear.
El botiquín del viaje de buceo sólo sirve para poder aliviar pequeñas molestias o hacer pequeñas curas, pero en ningún caso, sustituye el diagnóstico y tratamiento del personal sanitario para todo lo que está fuera de nuestro alcance o conocimientos. No obstante, puede sernos muy útil cuando no disponemos de una atención especializada inmediata.
En un botiquín de un viaje de buceo debemos ser prácticos y llevarnos aquellos elementos que nos puedan servir para tratar los contratiempos más habituales. No es una farmacia ambulante y podemos asesorarnos por un médico (si es buceador, aún mejor). Es conveniente llevar un manual de primeros auxilios actualizado en su interior, para, en caso de tener cualquier duda, poder consultarlo.
Deberemos tener en cuenta el destino al que viajaremos, puesto que es posible que debamos adecuar el contenido del botiquín del viaje de buceo. Deberá ser fácil de transportar para poder integrarlo en nuestra bolsa de viaje, por lo que es aconsejable que sea de unas dimensiones reducidas. Si puede ser rígido y estanco mejor, pero sino una bolsa con cremallera será suficiente si lo podemos conservar en un lugar seco.
Si ya lo hemos usado en otros viajes de buceo, será imprescindible comprobar la fecha de caducidad de los elementos que lo compongan y si es posible hacer una lista, que nos servirá, no solo para saber de que disponemos y su fecha de caducidad, sino que además, así de un vistazo podemos saber si falta alguna cosa o algo está caducado o cerca de caducar.
Es conveniente anotar en las cajas o en una hoja aparte, en las que tengamos todos los elementos, para qué sirve cada uno de ellos, dosis recomendadas, posibles incompatibilidades,… y, por supuesto, no perder las indicaciones para poder consultarlas y facilitar de este modo su utilización.
El botiquín de un viaje de buceo, además del manual de primeros auxilios de bolsillo, debería contener lo siguiente como mínimo (contenido revisado por personal sanitario):